Enferma de cambios

Me enfundo en la coraza más dura que tengo y salgo al ataque. Estoy herida y necesito recuperar mi maltrecha autoestima. Miro fijamente los ojos de quien me observa y si me apetece, devoro, con ansia, sin piedad.

Recuerdo American Psycho, me pongo a llorar. Las lágrimas caen por mis mejillas. Por lo visto, estoy enferma por defender lo que quiero, por oponerme a las imposiciones y por querer cambiar las cosas. Necesito desahogarme, vuelvo a pensar en American Psycho.

Miro con desprecio por encima del hombro desde mi coraza. Cuando siento que estoy al resguardo de todas las miradas, mi llanto contenido vuelve a brotar y las palabras resuenan en mi cabeza:

- Estoy preocupada. Creo que estás enferma.

Me rehago, escribo y pienso:

- ¡Qué duros son los cambios!

Comentaris

Anònim ha dit…
¡Qué duro es no cambiar!
He encontrado un trozo del libro "El hombre mediocre" de José Ingenieros que refleja un poco lo que quería transmitir en este post.

Lo transcribo:
"El sentido común es colectivo, eminentemente retrógrado y dogmatista; el buen sentido es individual, siempre innovador y libertario. De ese insalvable heterogeneidad nace la intolerancia de los rutinarios frente a cualquier destello original; estrechan sus filas para defenderse, como si fueran crímenes las diferencias."

Entrades populars